APUNTES BIOGRÁFICOS
DE HUMBOLDT.



No pretendemos escribir una biografía propiamente dicha del ilustre sabio aleman, autor del Cosmos, empresa de suyo árdua y difícil; porque para seguir paso á paso el camino que Humboldt recorriera durante su vida, y detallar sus triunfos, y examinar sus trabajos, fuera preciso mas espacio del que podemos disponer, y entrar en la historia de las ciencias naturales, tan adelantadas en periodo tan breve, merced, muy principalmente, á las investigaciones de este grande hombre.

Ya que asi no sea, al menos reseñaremos lijeramente los puntos mas culminantes de tan gloriosa existencia, cumpliendo de este modo con el respeto que á la memoria del autor del Cosmos se debe, y con la obligacion de darlo á conocer á los lectores de su obra inmortal.

Nació Alejandro de Humboldt, baron de Humboldt, en Berlin, el dia 14 de Setiembre de 1769. Su padre, mayor del ejército prusiano y chambelan del rey, casó con Mme. Colomb, viuda del baron de Holwede. De estas segundas nupcias nacieron, el ilustre sabio de quien tratamos, y Guillermo, de alguna mas edad que Alejandro, muy estimado como lingüista y filósofo, y que ocupó puestos diplomáticos de importancia en su país. Una intimidad inalterable ligó durante su vida á los dos hermanos, que juntos pasaron sus primeros años en Tegel, posesion de recreo de la familia, cerca de la capital.

Uno de los maestros que cuidó de su educacion en la infancia fue Campe, autor del Nuevo Robinson, libro tan conocido como bello. Despues continuó Kunth la enseñanza hasta la salida de los hermanos para las Universidades.

En 1783, fueron á Berlin donde recibieron las lecciones de varios hombres ilustres, hasta que en 1786 pasaron á la Universidad de Francfort, y de allí á Gottinga, cuna por entonces de los mas distinguidos sabios. Blumenbach, Eichhorn y Heyne, enseñaban en aquella casa, y de todas partes venia la juventud mas florida á recoger la ciencia de sus autorizados labios. Alejandro Humboldt, apartado de su hermano desde esta época, hizo gran amistad con Jorge Forster, residente en Gottinga. Forster que acompañó á Cook, siendo aun niño, á su viaje alrededor del mundo, encendió con sus narraciones inteligentes los deseos innatos de Humboldt hacia las correrías é investigaciones remotas.

El resultado de estas sinceras relaciones de Forster y Humboídt, fue un viaje que hicieron el año 1790 á las orillas del Rhin. La primera obra de Humboldt Observaciones mineralógicas sobre ciertas formaciones basálticas del Rhin, fue el fruto de esta espedicion.

Poco tiempo despues le llevaron sus aficiones á la escuela de Comercio de Hamburgo, y de allí á la Academia de minas de Freiberg, donde Werner asentaba su brillante reputacion como geólogo y mineralogista. En esta famosa Academia hizo conocimiento con el célebre Leopoldo de Buch, que llegó á ser uno de sus mejores y mas íntimos amigos.

Acabada su educacion, ocupó el empleo de asesor del distrito minero de Berlin y de los principados de Bayreuth y de Auspach. Por entonces (año de 1793), publicó Humboldt su Flora subterránea de Freiberg, con aforismos sobre la fisiología química de las plantas. Tambien en esta época el poeta Shiller le agregó á la redaccion de su periódico Las horas, en el cual vio por primera vez la luz, su opúsculo la Fuerza vital, que despues llevó á los Cuadros de la naturaleza. Algo mas tarde y por consecuencia del descubrimiento famoso de Galbani, Humboldt dio á la imprenta en 1793, su trabajo titulado Esperimentos sobre la irritabilidad nerviosa y muscular, á que tanto cariño mostró siempre.

Desde 1793 á 1796, este espíritu infatigable, en el cual se engendraban necesidades y aficiones de tan diversos géneros, ocupó tambien varios puestos en la carrera diplomática de alguna importancia. A fines de 1796, tuvo el pesar de perder á su virtuosa madre. Esta desgracia fue sin embargo la causa ocasional de sus viajes á América, deseo contenido por su amor filial. Desde este momento no pensó sino en prepararse para nuevos estudios, entre ellos la astronomía bajo la direccion de Zach, enagenando sus bienes para realizar su propósito bien decidido de visitar el nuevo mundo.

Con Leopoldo de Buch pasó en Italia corto tiempo, dirigiéndose á París que aun no conocia, con el objeto de adquirir ciertos instrumentos necesarios á sus espediciones y relacionarse á la vez con lo mas florido del mundo científico. La acogida que obtuvo escedió á sus esperanzas, y despertó en él un cariño estraordinario por aquel país, que conservó hasta su muerte.

Sin efecto la espedicion de Bristol al Egipto, en 1798, y aplazada indefinidamente la que Baudin y Hamelin proyectaban á la Australia, por encargo del Directorio, se decide Humboldt que venia ya acompañado de Bonpland, con quien trabó amistad en Francia, á pasar el invierno de 1798 a 1799 en la capital de España.

Su merecida fama científica y lo esmerado de su educacion, conquistáronle aquí las simpatías de muchas personas de valimiento, y el apoyo de Urquijo, ministro á la sazon de Carlos IV. Aprovechóse Humboldt de estas relaciones, y solicitó y obtuvo por mediacion de Urquijo, el permiso de visitar nuestras colonias de América y las islas Filipinas, encareciendo Humboldt las inapreciables ventajas que habríamos de reportar de su viaje, por el mas exacto conocimiento de nuestros dominios allende los mares.—En las siguientes palabras nos da cuenta él mismo de sus gestiones y del éxito que lograron: «Presentáronme á la corte, residente á la sazon en el real sitio de Aranjuez, y el rey me acogió consumo agrado. Espliquéle los móviles que me inducían á intentar un viaje al Nuevo Mundo y á las Filipinas, y presenté una Memoria sobre el asunto al secretario de Estado D. Mariano Luis de Urquijo. Este ministro apoyó mis pretensiones y desvaneció todos los impedimentos. Obtuve dos pasaportes, uno del rey mismo, y otro del Consejo de Indias: jamás se habia otorgado un permiso mas lato á viajero alguno, ni ningun extranjero habia sido honrado por el Gobierno español con una confianza igual á la que se me dispensó.»

Embarcáronse Humboldt y Bonpland en la Coruña, siendo recibidos por el capitan de la corbeta Pizarro con la consideracion mas distinguida, por orden de nuestro Gobierno. Hicieron escala en Tenerife, y allí se detuvieron los ilustres viajeros para estudiar el Pico y la Orotava, todo el tiempo que desearon, arribando felizmente á Cumaná, el 16 de julio del mismo año de 1799, y pisando al fin el anhelado suelo americano. Gloria y grande toca á España por el auxilio eficacísimo que prestara á Humboldt, y por ser tambien con este motivo ocasion de la bellísima obra del sabio alemán, Ensayo sobre la isla de Cuba.

Comenzó Humboldt sus investigaciones por el estado de Venezuela, en donde llamaron su atencion profundamente los temblores de tierra, tan frecuentes en aquellas regiones apartadas, aquellas selvas vírgenes, aquellos raudales que dan el carácter á la fértil naturaleza de los paises de América.

El Orinoco, el Rio Negro, el Casiquiare, el Atrapabo, cuantas corrientes de alguna importancia riegan aquel suelo, son visitadas por los intrépidos viajeros, descansando al fin en Angostura, hoy Ciudad-Bolivar. Humboldt y Bonpland regresaron á Cumaná, con el propósito de reunirse á la espedicion de Baudin y Hamelin; mas el bloqueo de los ingleses les hizo desistir de su intento, hasta que trascurridos dos meses llegan á la Habana, permaneciendo allí algun tiempo.

Tienen noticia por entonces de que el capitán Baudin habia doblado el Cabo de Hornos, y abandonan á Cuba, dirigiéndose á las costas del mar del Sur por Puerto Cabello, Cartagena y el istmo de Panamá.

Suben el Rio Magdalena, en Nueva-Granada, hasta Santa Fé de Bogotá, desde donde, despues de unos días de esploraciones curiosas, paran en Quito en enero de 1802. La cordillera de Quindiu y sus volcanes fueron prolijamente estudiados durante 5 ó 6 meses, verificando á seguida, el 25 de junio, la famosa ascension al Chimborazo hasta una altura de 6,072 metros, la mayor que hombre alguno habia por entonces alcanzado.

Humboldt y Bonpland se dirigieron luego al Perú, descansando en Lima algun tiempo; desde allí fueron á Guayaquil y se embarcaron para Méjico á donde arribaron en abril de 1802.

De gran importancia y fecundos resultados para la ciencia, fueron los numerosos trabajos de los intrépidos viajeros en esta comarca de la América, del dominio de los españoles en aquella época. Embarcáronse para la Habana en marzo de 1804. Despues de algun tiempo se dirigieron á los Estados-Unidos, visitaron Filadelfia y Washington, haciendo conocimiento con Jefferson, presidente de aquella república, hombre ilustrado que los acogió con distincion. Tuvo allí Humboldt noticia de que la Academia de Ciencias de París le habia nombrado socio correspondiente, y el 9 junio de 1804 partió para Francia.

Su llegada a la capital fue un triunfo, tanto mayor, cuanto que habían corrido noticias de su muerte.

Humboldt comenzó á ocuparse, una vez en París, de la publicacion del célebre Viaje á las regiones equinocciales del Nuevo Continente, cuya primera entrega salió en 1807, no terminando la obra hasta 1827. Al levantamiento de este trabajo monumental que consta de 8 tomos en 4.° y 15 en folio, cooperaron con sus conocimientos Arago, Cuvier, Gay-Lussac, Kunth, Klaproth, Wildenow, Oltmanns, Latreille, Valenciennes y Vauquelin, en mas ó menos parte. Humboldt se ligó íntimamente con Gay-Lussac y Arago, á quienes tuvo por contrarios con ocasion de su Memoria sobre la descomposicion química del aire atmorsférico, publicada en Alemania antes de su viaje á América.

Humboldt y Gay-Lussac pasaron juntos á Italia en marzo de 1805, atravesaron los Alpes y Apeninos, llegando á Roma, donde le esperaban su hermano Guillermo, y su amigo Leopoldo de Buch. Ademas de los trabajos y esperimentos meteorológicos que practicaron durante su espedicion, Humboldt con Gay-Lussac y Buch visitaron el Vesubio, precisamente en una de sus más terribles esplosiones.

A su regreso de Italia, hace Humboldt una escursion á su patria, donde fue celebrada su vuelta por una medalla. Durante su permanencia en Prusia, preparó la primera edicion de sus Cuadros de la Naturaleza, que se publicaron en 1808.—En 1814 pasa á Londres con su hermano, ministro plenipotenciario de Prusia en la Gran Bretaña.—En 1822, por deseo especial del rey de Prusia, le acompaña al Congreso de Verona y á Nápoles.

Terminada en 1827 la publicacion de su obra, cede á las instancias del rey de Prusia, y vuelve á fijar su residencia en Berlín. Ocúpase en esta época de la Geografía de las plantas del Nuevo Continente, y publica el Ensayo sobre la isla de Cuba.

En 1829 el czar Nicolás de Rusia le invitó a que visitara el Asia Central en compañía de G. Rose, Ehrenberg y Menschenin. Esta espedicion que emprendió Humboldt á los sesenta años de edad, salió de San Petersburgo el 20 de mayo de 1829, visitando Moscou, Kasan, Yekatherinenburgo, los montes Ourales, Nisnei-Taguilok, Bogoslowsk, Tobolsk y Altaï; desde allí el lago Dsainsang, en la Dzongaria, volviendo á Moscou á los nueve meses, por las estepas de Ischim, Omsk, Miask, el lago Ilimano, Orenburgo, Astrakan, el Mar Caspio, Saratow, Sarepta, Woronesch y Tula.

Los principales resultados de este famoso viaje, fueron consignados en los Fragmentos de geología y de climatología asiáticas, en la obra alemana de Gustavo Rose, Viaje de Humboldt, Ehrenberg y Rose á los montes Urales y Altai y al mar Caspio, y sobre todo, en el bellísimo estudio escrito en francés por Humboldt, á que dio el título de Asia Central.

Al regresar de su espedicion, recibió Humboldt el encargo de ir á reconocer á Luis Felipe por rey de los franceses, despues de los sucesos de julio de 1830, volviendo á Berlin cuando la revolucion destronó al Orleans.

En 1855 Alejandro de Humboldt esperimentó el amargo dolor de perder á su hermano, y en 1858 á la hija mayor de este, que era tambien la mas querida; y por último, en 1840 á su rey Federico Guillermo III, que de tantas distinciones le hizo objeto.

Trabajaba Humboldt por entonces en su Asia Central, y en el Exámen critico de la historia de la geografía del Nuevo Continente.

En 1841 acompañó á Federico Guillermo IV á Londres, con ocasion del bautismo del príncipe de Galles.

Poco tiempo despues, en 1842, con motivo de la muerte desgraciada del duque de Orleans, volvió á París, y terminó su obra el Asia Central, que se publicó en 1843.

No por esta incansable actividad, dejaba Humboldt de pensar en su Cosmos, resúmen en donde se propuso encerrar la historia de la ciencia, y á pesar de sus setenta y cinco años de edad se ocupaba sin levantar mano de realizar su intento.

En 1844 dio á la imprenta la primera parte del Cosmos, y apenas publicada en alemán, fué á París, entendiéndose con Faye, astrónomo y miembro del Instituto, para que empezase cuanto antes la traduccion francesa que apareció en 1846. Al principio créese que el autor tuvo el propósito de no escribir sino dos tomos del Cosmos; mas su afán de estender los conocimientos por él adquiridos, le arrastró á dar cuatro.

En 1847 salió la segunda parte de esta obra colosal, y la traduccion francesa de este segundo tomo, poesía de la ciencia, fue encomendada por Humboldt mismo á Galuski, distinguido escritor que comprendió bien su pensamiento.

Respecto del tercer tomo, Humboldt, para satisfacer la impaciencia del público y aun la suya propia, lo dividió en dos partes, cuya traduccion francesa confió á Faye y Galuski.

Por consecuencia de la muerte de Arago, á quien tanto estimaba Humboldt, se paralizó algun tanto la publicacion del cuarto tomo del Cosmos, pues el autor trabajó mucho en la de las obras de su difunto amigo, las cuales adicionó y notó, precediéndolas de un prólogo importantísimo.

Por fin en 1857 apareció la cuarta parte del Cosmos, y en 1859 su traduccion francesa.

Las fuerzas de este ilustre anciano comenzaron á decaer en 1858. Por entonces, sin embargo, era su constante preocupacion la de dar un quinto tomo del Cosmos, y una nueva edicion en 8.° de todas aquellas de sus obras que pudieran alcanzar éxito al reproducirlas. Esta edicion debia contener el Viaje á las regiones equinocciales; las Vistas de las cordilleras y monumentos de Méjico; la Historia de la geografía del Nuevo Continente; el Asia Central; los Cuadros de la Naturaleza; el Ensayo sobre la geografía de las plantas; las Misceláneas de geología y de física general, y el Cosmos; en una palabra, las obras mas importantes y las que ejercieron tan justa y merecida influencia en la cultura y adelantos de la ciencia.

Este genio profundo y hombre universal, murió el 6 de mayo de 1859, á los noventa años de edad. Su fama y su nombre serán imperecederos.





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