Fuga de centauros

Huyen, enloquecidos de muerte y rebelión,
Hacia el abrupto monte que oculta su morada;
El miedo les empuja; perciben la pisada
Y aspiran en la noche un olor de león.

Atraviesan, hollando la hydra, el estelión,
Abismos y torrentes, sin arredrarles nada;
Y sobre el cielo miran, de lejos, la elevada
Cresta de Ossa, de Olimpo y del negro Pelión.

De pronto, un fugitivo de la horda perseguida
Detiénese y escruta, con la cerviz erguida,
Para seguir huyendo con el rebaño errante;

Pues al volver los ojos miró la luna llena
Tras ellos proyectando, magnífica y serena,
De Herakles invencible la sombra amenazante.


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